El pensamiento occidental tiene sus raíces en la filosofía de la Antigüedad clásica y en el Cristianismo. Ambas tradiciones se aproximaron tanto que por ejemplo el escolástico Tomás de Aquino llegó a atribuir a las obras de Aristóteles la misma fuerza demostrativa que a la Biblia o a los Santos Padres. Junto al pensamiento racionalista y empírico perduró como método cognitivo la contemplación intuitiva. En Alemania la corriente del pensamiento racional está presentada por figuras tan dispares como Alberto Magno y Nicolás de Cusa, y la vía intuitiva por místicos como el maestro Eckhart de Hochheim y Mechthild de Magdeburgo.
En la época de la ilustración sobresale el filósofo y matemático Gottfried Wilhelm von Leibniz. Con sus tres "Críticas" Immanuel Kant elevó la filosofía occidental a un nivel de reflexión sin parangón en la historia. Johann Gottlieb Fichte, Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling y Georg Wilhelm Friedrich Hegel llevaron adelante la gran tradición del idealismo alemán. Hasta el día de hoy la adscripción al kantismo o al hegelianismo sirve de pauta para identificar las corrientes filosóficas modernas. la fenomenología de Edmund Gustav Albrecht Husserl entronca con la teoría del conocimiento kantiana.
A partir de la filosofía de Friedrich Wilhelm Nietzsche surgió una nueva orientación muy beligerante con la tradición metafísica, el vitalismo, que inspiraría también el existencialismo de Martín Heidegger. Jürgen Habermas, probablemente el más importante filósofo alemán contemporáneo, inscribe su pensamiento en la tradición dialéctica de la Escuela de Francfort, cuyos representantes más importantes fueron Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno, Max Horkheimer y Walter Benjamin.